Un 30 de julio, en 1930, ARGENTINA cayó ante Uruguay en la primera final de la historia de los Mundiales. En el Estadio Centenario de Montevideo, los locales se impusieron por 4 a 2, con goles de Dorado, Pedro Cea, Iriarte y Castro, descontando Carlos Peucelle y Guillermo Stábile para los argentinos. El árbitro del encuentro fue John Langenus, de Bélgica.
El uruguayo Pedro Cea fue el autor de la primera conquista del partido y así se convirtió en el primer jugador en marcar un gol en la final de los Juegos Olímpicos (1928) y en el cotejo decisivo de la Copa del Mundo. Por su parte, Stábile, se proclamó goleador del certamen (8).