Tap. Scroll. Swipe. Pinch. Drag. No es un trabalenguas imposible ni una lista de onomatopeyas; son los vocablos ingleses que se usan para designar los movimientos que hacemos con los dedos cada vez que utilizamos la pantalla táctil del teléfono móvil.
¿Cuántas veces al día tocamos esa pantalla? ¿Decenas, cientos… miles de veces?
Basta con escuchar el sonido de un smartphone cercano para que sintamos una necesidad imperativa de comprobar nuestro celular. Otras, lo hacemos por puro aburrimiento y de manera casi inconsciente.
Según un estudio reciente (2016) de la consultoría Dscout -que evaluó el comportamiento de más de 100.000 participantes durante cinco días- tocamos nuestro celular un promedio de 2.617 veces al día. Y los más adictos (el 10%) lo hacen hasta 5.400 veces.
Cada vez son más las personas que admiten tener una adicción hacia el aparato. De hecho, existe una palabra para definir el miedo irracional a quedarse sin acceso al celular: nomofobia.
El diseñador austríaco Klemens Schillinger asegura que él mismo sintió esa sensación cuando comenzó a usar su primer smartphone, hace un par de años.