La Orquesta Juan de Dios Filiberto celebró el centenario del tango canción
El tango canción, aquel al que Borges le imputaba un amaneramiento que -afirmaba- inició el declive del género; el mismo que propulsó a esta música más allá de la escena del baile y del suburbio y lo consolidó como lenguaje; fue homenajeado, al cumplirse 100 años de su mojón fundacional, la composición “Mi noche triste”, por la Orquesta Nacional de Música Juan de Dios Filiberto.
Claro que, como toda construcción de un mito, se trata de una historia que se enriquece en la controversia y, así, no faltan aquellos que cuestionan el hecho presuntamente azaroso de su nacimiento -la composición de una letra sobre una música escrita para otro título- y señalan al tango “Milonguita”, de Enrique Delfino, de 1920, como la formulación más depurada de ese modelo.
Para entonces el tango con letra ya había trazado un camino pues, incluso, ya lo tenía demarcado antes de 1917 cuando apareció la obra de Contursi; pero lo que nació entonces fue una narrativa, una modulación, una acentuación y un melodismo. El tango con argumento. Y fue Carlos Gardel -hecho que potencia el mito- el que señaló ese progreso entre el mundo de los payadores y los estilos camperos y el universo del tango cantado que, enseguida, creó otras referencias como Ignacio Corsini y Agustín Magaldi.
Pero figura fundamental en esta historia es la del pianista Enrique Delfino, clave en la transformación de esa música de acordes desplegados propios de la marcación de la danza hacia el lirismo de la canción. “Palermo”, aquel tango del ’29 de Delfino, Hermido Braga y Juan Villalba, fue interpretado por la Orquesta Juan de Dios Filiberto, en el desenlace del concierto, para señalar la construcción de aquella gramática tanguera.