Cuando Melanie Perkins le presentó su proyecto a un multimillonario inversionista en Silicon Valley, hizo una jugada bastante riesgosa.
Viajó desde Perth, en Australia, a Palo Alto en California, Estados Unidos, para reunirse con el empresario Bill Tai.
Melanie había leído que si quieres impresionar a alguien, debes imitar su lenguaje corporal. Entonces se le ocurrió que pondría en práctica la teoría al momento de conseguir financiamiento para un sitio web de diseño gráfico.
“Fue bastante divertido”, cuenta Melanie, que ahora tiene 30 años. “Él estaba sentado frente a mí, con su brazo detrás de la silla, comiendo su almuerzo”.
“Entonces yo también me senté con el brazo detrás de la silla, tratando de comer mi almuerzo, mientras pasaba las páginas de mi exposición para venderle el futuro de la industria editorial“.
La idea de Melanie para “el futuro de la industria editorial” era una plataforma en línea con el objetivo de facilitar que cualquier persona pueda hacer fácilmente sus diseños,desde tarjetas de felicitación, a calendarios o sitios web.
El empresario no se dio cuenta de que ella estaba imitándolo y tampoco pareció interesarle su idea de negocio.
“Pensé que no le gustaba mi propuesta porque estuvo al teléfono todo el tiempo”, cuenta.
Todo lo contrario. El empresario quedó tan impresionado que la puso en contacto con una red de inversionistas, ingenieros y desarrolladores en Silicon Valley. Y finalmente, él mismo invirtió en el proyecto.
Hoy, el negocio de Melanie (con sede en Sidney) tiene un valor estimado de US$1.000 millones, luego que consiguiera nuevos fondos en la última ronda de inversión esta semana.