Después de sucesivas postergaciones, el Gobierno decidió enviar el proyecto de reforma del Código Penal al Congreso. Se trata de uno los objetivos que se había fijado Mauricio Macri durante su gestión, aunque en la Casa Rosada admiten que difícilmente será convertido en ley este año. Aún así al oficialismo le servirá para fogonear el debate de los aspectos de la iniciativa vinculados a la seguridad, un tema que busca ubicar durante la campaña por encima de la discusión por la economía.
La reforma estaba prácticamente lista en agosto, con el anteproyecto elaborado por una comisión encabezada por el camarista Mariano Borinsky. Pero el rechazo en el Senado a la legalización del abortohizo que se postergara primero hasta fin de año y luego hasta marzo. En un primer momento el Gobierno evaluó subirse a la llamada ola verde que había generado ese debate y un sector impulsó la eliminación de la pena para las mujeres del Código. Germán Garavano -ministro de Justicia- empujaba esa posición. También Patricia Bullrich, titular de Seguridad, la otra cartera que trabajó la reforma. Pero el tratamiento de la despenalización del aborto había provocado una grieta dentro del bloque de Cambiemos y Macri decidió esperar.