“No te la laves más”, le dice Juan, de 9 años, a su hermano Felipe, de 12. Los dos consiguieron las entradas para ver el entrenamiento abierto de la Selección de básquetbol por un sorteo en Twitter. Al final, Facundo Campazzo le firmó la remera y de paso le dibujó una carita feliz en el brazo. Y los chicos se fueron sonrientes, claro. El 84-80 del equipo azul sobre el blanco fue apenas una anécdota.
Entre risas y bromas, pero con la seriedad que los caracteriza, comenzaron el precalentamiento de la práctica abierta y la gente empezó a amontonarse sobre la calle Miguel Sánchez 1050. Más de 2.000 personas consiguieron entradas y presenciaron el entrenamiento de este equipo plagado de jóvenes, en una antesala de la AmeriCup.
En el CeNARD, ese lugar en el que al pisarlo se siente un amateurismo latente, todos hablan el mismo idioma. Todos son locales. Más sentido tenía el partido entonces. De un lado, con camiseta blanca, Luis Scola, Facundo Campazzo, Gabriel Deck y compañía. Del otro lado, con la nueva casaca azul, Nicolás Laprovíttola lideraba al joven equipo integrado por Nicolás Brussino, Lucio Redivo y Javier Saiz, entre otros.
Marcos Delía fue el encargado de romper el silencio de un público tímido con los primeros dos puntos para los blancos. Y en la jugada siguiente, un dribbling magistral de Campazzo desató el delirio de los que se arrimaron a Núñez.