Está preso. Pero eso no es un problema para el “Gordo Toti”, que sigue orquestando su red narco tras las rejas. Coachea a dealers, aprieta y hasta vende droga. Las escuchas que lo incriminan.
El 1 de agosto pasado el “Gordo Toti” cayó preso. ¿Motivos? Un montón, pero esta vez fue por el crimen de un hombre que formaba parte de otra red narcoque le hacía competencia en la Villa Carlos Gardel, en El Palomar.
La víctima, de 21 años, había sido acribillada en abril, en la misma zona donde opera “el Toti”. Por este crimen fue sorprendido en las inmediaciones de la estación de trenes de Rafael Castilllo y atrapado.
Lo cierto es que “el Gordo” siguió orquestando todo desde la cárcel. En una investigación de la UFI 5 de Morón, se pudo determinar mediante escuchas cómo se manejaba. En uno de los audios, el narco coachea a una de sus dealers para que sepa responder ante las preguntas del fiscal.
En otra escucha, “el Gordo Toti” llama a un peruano para apretarlo y obligarlo a “esconderse” en una iglesia construida por los narcos, porque está “quemado”.
Y también hay un audio donde el caponarco programa una entrega de droga.
En el marco de la causa, ya fue detenida el mes pasado una hermana del narco, que se encargaba de manejar las finanzas de la organización y de coordinar los lugares de ocultamiento de las sustancias. Y en las últimas horas detuvieron a “La Cuellita” y “La Negra”, acusadas de encargarse de la distribución.