Pasaron siete años -y hasta un paso por la B Metropolitana- para que Chacarita pueda festejar, pero valió la pena la espera. Con sufrimiento hasta el final, sin conseguir el resultado que quería pero con un 1-1 que finalmente le alcanzó, consiguió el segundo ascenso a Primera y transformó a San Martín en una fiesta. En Puerto Madryn, en cambio, la gran campaña de Guillermo Brown cerró con una frustración: el equipo perdió la chance de acceder al menos a un partido desempate porque no pudo pasar del 0-0 como local contra Boca Unidos.
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